Anoche se publicó 'Dos Corazones y Un Botón Antipánico' el tercer disco de Yuliano Acri, del que se viene hablando mucho en los últimos días en las redes sociales. Lo seguro es que algo diferente nace respecto a sus trabajos anteriores, y los colaboradores tienen mucho que ver. Hablamos con él en exclusiva.
¿Por qué has tardado tres años en lanzar el álbum?
Fueron varias cosas. En 2018 ya tenía el boceto del disco entero.
Tuve que hacer un impass por compromisos y motivos a nivel familiar, cuando quise retomar ya no me identificaba mucho con el material y lo encaré de nuevo.
En el camino quedaron afuera varias canciones y versiones que no tienen nada que ver con las finales.
Pero tampoco has parado...
Jamás. En el medio produje algunos discos, hice músicas para películas y participé en la dirección de un espectáculo. En fin, cosas muy variadas que a la larga te terminan absorbiendo.
¿Y cómo salió del bucle?
Las colaboraciones fueron decisivas para retomar de cara al fin.
También el apoyo y los consejos de amigos, fundamentalmente el grupo que me acompaña en vivo; Paul Thielen, Matt Apartín, Robertino Franc, David Vera, Guille del grupo Avto, Theo Lafleur, más allá de lo que hayan grabado en el disco. Y evidentemente la cuarentena, que me hizo enfocar exclusivamente en esto.
«No creo que el canto sea mi fuerte, y en un principio pensé en elegir utópicamente quiénes serían los mejores en cada caso…»
Te han ayudado Leandro Fresco, Leo García, incluso Daniel Melero ¿una devolución a tus producciones? ¿o simplemente querías salir de cantar todas las canciones?
Cada canción me pedía una interpretación y un sonido vocal. No creo que eso sea mi fuerte y en un principio pensé en no cantar, y elegir, utópicamente quienes serían los mejores en cada caso.
Es cierto que con la mayoría ya había trabajado pero también hay participaciones como la de Rocco Posca, que no tenía el gusto de conocerlo, y simplemente conseguí su teléfono por un amigo en común, Oscar Roho, y le propuse cantar esa canción.
Afortunadamente aceptó y el resultado es soñado para mí.
Con Carola Bony había grabado en el disco de Marcelo Zeoli (El Dependiente), pero también fue una grata sorpresa cuando recibí sus voces, grabadas en su estudio en plena cuarentena.
En el caso de Daniel Melero sólo tocó sintetizadores para este disco, pero llevamos decenas de canciones en colaboración a lo largo de casi 20 años.
¿Cuál es el tema principal del disco?
Es muy ecléctico como para decir uno. Hay canciones que escribí hace 20 años, como Puedes Ver y Secador, y otras recién terminadas que naturalmente me resultan más frescas. Diría que La Capitana y Paquetes de Viaje tienen un poco de ambas cosas. También es posible que al oyente le resulte todo igual a lo que hice antes.
¿Te sientes más cómodo en el estudio que en el directo?
Digamos que es lo que más me gusta. Hacer discos sin condicionarme por cómo llevarlos al vivo. Por eso se me complica tanto después. A un grupo de rock pesado le pasa al revés; el disco no logra capturar la energía que tienen en vivo. Son cosas completamente diferentes. Mi lugar es el sillón de estudio, lo otro me cuesta más.
¿Qué opinas de la música urbana?
A nivel musical no me siento identificado, y creo que está bien que así sea. Si tuviera el beneplácito inmediato de mi generación, perdería la gracia. Como fue con el punk a fines de los 70, o el tecno a comienzo de los 90. Eso no quita que haya cosas que me gusten, o pueda tomar elementos de eso. De hecho el año pasado produje Orquídea, de Luciano Duarte, un disco íntegramente de trap.
«Me gusta hacer discos sin condicionarme por cómo llevarlos al vivo, por eso se me complica tanto después.»
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