Wednesday, September 30, 2020

La historia detrás ‘I Am Woman’, el himno feminista de Helen Reddy

 











Helen Reddy, autora de ‘I Am Woman’, éxito pop que se convirtió en un himno feminista durante la segunda ola , ha muerto a los 78 años, ha confirmado su familia en Facebook. «Ella fue una maravillosa madre y abuela y una mujer formidable», expresa el comunicado. «Nuestros corazones están rotos pero nos reconforta el conocimiento de que su voz vivirá para siempre».

Aunque en España no nos suene tanto, ‘I Am Woman’ fue un considerable éxito en Estados Unidos, donde alcanzó el número 1 de la lista de singles en el año 1972. Eso sí, le costó meses: la canción salió en mayo, pero no fue hasta diciembre cuando alcanzó dicha posición, llegando incluso a abandonar la clasificación en cierto punto para después volver a entrar. La canción fue publicada originalmente un año antes, dentro del debut de la cantante australiana nacionalizada estadounidense, ‘I Don’t Know How to Love Him’, pero pasó desapercibida hasta que fue seleccionada para aparecer en la película de 1972 ‘Stand Up and Be Counted’. Anticipando el éxito de la película, Capitol pidió a Helen que grabara una versión nueva -más larga, la original apenas duraba 2 minutos- de ‘I Am Woman’ para lanzarla como single, pero fue la primera la que terminó apareciendo en la cinta.

Lanzada en plena era de la contracultura como primer single del tercer disco de Reddy, ‘I Am Woman’ fue reclamada por el movimiento feminista, mientras a pie de calle empoderó a millones de mujeres que la escuchaban en la radio o en la televisión. De hecho, la cantante escribió la letra de ‘I Am Woman’ motivada por la ausencia de canciones de éxito en listas que hablaran de lo que «realmente es ser mujer». «Pensaba en todas las mujeres fuertes de mi familia que habían pasado por la Gran Depresión y las guerras mundiales y que habían sido maltratadas por sus maridos», declaró. «Pero no había música que reflejara eso. Las únicas canciones que había eran ‘I Feel Pretty’ o esa horrible canción ‘Born a Woman’ de Sandy Posey, que dice: «si naces mujer naces para ser pisoteada y engañada y para que te traten como basura». No son canciones que tengan letras que empoderen. Yo nunca me había visto a mí misma como compositora, pero entonces sentí que tenía que escribir yo una». Según una conocida cita de Reddy, «los DJs que pinchan ‘I Am Woman’ siempre dicen que no pueden soportar la canción, pero que a sus mujeres les encanta».

Ya algo olvidada con el paso del tiempo y con ella sus logros, quizá porque como composición de pop «easy listening» -la música es de Ray Burton de Ayers Rock- tampoco es que fuera histórica, ‘I Am Woman’ fue el primer número 1 logrado por una artista australiana en Estados Unidos y la primera escrita por una australiana en ganar un Grammy. Es conocido el discurso de agradecimiento que Reddy preparó para la ocasión, en el que dio gracias a Dios porque «ella lo hace todo posible»… 45 años antes de que Ariana Grande lanzara ‘God is a Woman’, por sirve de dato curioso. Después de ‘I Am Woman’ vinieron más éxitos para Reddy como ‘Delta Down’ o ‘Angie Baby’, pero la relevancia de la artista menguó en los 80 y 90 hasta que anunció su retiro en el año 2002.


Tuesday, September 29, 2020

Romy escapa del fin del mundo por el Ibiza-sound

 


La trayectoria de The xx ha rozado multitud de veces a los ritmos bailables, ofreciendo de vez en cuando su propia deconstrucción de los mismos. Normalmente lo ha hecho de una manera afligida o como mínimo agridulce, de ‘Islands’ a ‘On Hold’. Hasta ahora había sido Jamie xx en solitario quien había solido añadir literalmente algo de “color”, acercándose a los sonidos tropicales en su primer álbum en solitario. Ahora, su compañera Romy Madley Croft también ha decidido dejar las distintas tonalidades de grises de su banda primigenia en su primer tema en solitario. La cantante revelaba hace unos meses que trabajaba en un álbum ella sola que calificaba como «divertido», asegurando que era «mucho más animado» que el trabajo de The xx y que no será «exactamente un disco de guitarras». Y vaya si ha cumplido su palabra con ‘Lifetime’, que es nuestra «Canción del Día” de este martes. Foto: Vic Lentaigne.

‘Lifetime’ es un tema scapista y celebratoria en la que Romy cumple exactamente con su cometido de darnos “música de club emocional y escritura de canciones atemporales”. Los beats se elevan más luminosos de lo que jamás fueron los de Everything But the Girl -con los que tanto se comparaba a The xx, en mi opinión, justificadamente- para ahora hacer al público alzar los brazos en perfecta comunión, justo cuando este más lo necesita.

‘Lifetime’ es una canción bastante reciente, y es importante que se especifique que fue escrita y grabada en Londres durante el confinamiento. Así, oficialmente es una canción sobre “el sueño de reunirte con tus amigos, familia y aquellos a los que quieres, capturando la euforia de estar juntos de nuevo”. Es un tema sobre “entregarte totalmente al momento y celebrarlo”. La letra proclama que “si el mundo se va a acabar / quiero estar contigo”, mientras la referencia explícita en cuanto a producción es “el sonido Ibiza” y el “trance”. Los New Order de ‘Technique’ y ‘Temptation’ deducimos que son un precedente.

Romy, que llega a este sencillo después de haber obtenido créditos de composición en canciones de nada menos que Dua Lipa, Jessie Ware o Halsey, presenta este sencillo recordándonos que su primer trabajo fue poner discos en un club gay del Soho, así como su paso por el Homobloc de Manchester, el Club to Club de Turín y el set de cierre del «Pride Inside» online de este año. Parece, pues, que viene una era plenamente dedicada a las pistas de baile. En co-producción encontramos a Fred again.. (Stormzy, Underworld, The xx) y Marta Salogni (Björk, M.I.A., Kelela), mientras el lyric video es obra de Patrick Savile y el animador Connor Campbell.


Nathy Peluso, Amaia y Aitana, derecho a los Latin Grammys

 








Esta tarde se anunciaron las nominaciones a los Grammy latinos, que se celebran el 20 de noviembre. Y Nathy Peluso, que este viernes publica su primer disco, ‘Calambre’, es una de las artistas nominadas en la categoría de Mejor nuevo artista. La artista, que es argentina pero vive en España desde niña, obtiene así un reconocimiento internacional con los que muchos artistas solo pueden soñar. Queda por saber si la autora de ‘La Sandunguera’ será invitada actuar en la ceremonia, como lo fue Rosalía cuando recibió su primera nominación a estos premios por su primer disco, ‘Los ángeles’.

Hablando de Rosalía, la artista catalana fue la encargada de anunciar las nominaciones de los Latin Grammys en la categoría de Álbum del año, pues ella recogió este mismo galardón el año pasado gracias a ‘El mal querer’. Aspiran al premio ‘YHLQMDLG’ de Bad Bunny, ‘OASIS’ de J Balvin y Bad Bunny, ‘Colores’ de J Balvin, ‘Por primera vez’ de Camilo, ‘Mesa para 2’ de Kany García, ‘Aire (Versión Día)’ de Jesse & Joy, ‘Un canto por México, vol. 1’ de Natalia Lafourcade, ‘PAUSA’ de Ricky Martin, ‘La conquista del espacio’ de Fito Páez y ‘Cumbiana’ de Carlos Vives. La propia Rosalía aspira a dos premios por ‘Yo x tí, tú x mí’ con Ozuna, un tercero por ‘Dolerme’ y a un cuarto por el vídeo de ‘TKN’ con Travis Scott. El Guincho está nominado a Productor del año.

Por otro lado, Aitana está nominada en la categoría de Mejor álbum de pop por ‘SPOILER’, mientras su compañera de edición en Operación Triunfo Amaia aparece en la categoría de vídeo documental por ‘Una vuelta al sol’. Vetusta Morla aspiran a quedarse con el premio a Mejor pack.


Monday, September 28, 2020

Mariah Carey grabó un álbum de rock alternativo secreto en 1995

 








Mariah Carey desveló que grabó un álbum de rock alternativo secreto en el año 1995, en la misma etapa que las sesiones de grabación de su quinto álbum de estudio, el superventas ‘Daydream’. El disco llegó a salir al mercado firmado por una banda olvidada de la época llamada Chick, como puede comprobarse en Discogs, que acredita a Mariah casi todas las canciones y también en la dirección artística del proyecto, así como en los coros, pero el disco, llamado ‘Someone’s Ugly Daughter’, es muy duro de encontrar (sí está disponible en Amazon UK) y tampoco está subido a las plataformas de streaming, aunque los videoclips oficiales de los singles ‘Malibu’ y ‘Demented’ sí están en Youtube.

La singer de esta «banda» de rock prefabricada era Clarissa Dane Hughes, quien fue compañera de piso de Mariah a principios de los 90 y actualmente se dedica a la fotografía. Hace cinco años, la propia Clarissa dejó una valoración del disco en Amazon, en la que escribió «me encantó hacer este CD y me alegro de que algunas personas estén disfrutando de él», y a lo que añadió que el álbum «contiene un ingrediente secreto».

En su inminente bio, que sale este martes, 29 de septiembre, Mariah ha escrito sobre esta experiencia, como recoge Billboard: «Me entregaba totalmente a mi personaje, tocando en el estilo de la típica cantante femenina blanca de estilo punky y grunge que era popular en la época, ya sabéis, esas que parecían súper despreocupadas con sus sentimientos y su imagen. Ellas podían estar de mala hostia, llevar zapatos viejos, ropa arrugada y las cejas descuidadas mientras cada movimiento que yo hacía estaba totalmente calculado. Quería liberarme, dejarme llevar y expresar mis miserias, pero también quería divertirme. Después de las sesiones de ‘Daydream’ tenía unas ganas tremendas de que llegara la noche para hacer mis sesiones alternativas».

Y en Twitter, la autora de ‘Caution‘ ha dicho que no parará hasta encontrar las maquetas del disco de Chick grabadas por ella, dando a entender que tiene toda la intención de publicarlas, miientras los fans de la artista ya se están encargando de comprar en masa toda copia del disco que quede. Ya no sorprenderá a nadie tanto que Mariah y Courtney Love sean tan amigas: Mariah de hecho estuvo a punto de aparecer en el último trabajo de Hole, ‘Nobody’s Daughter‘.

La noticia del álbum de rock secreto de Mariah llega a pocos días de que vea la luz precisamente el nuevo disco de rarezas de la cantante, ‘The Rarities’, que sale este mismo viernes. El compilado incluirá canciones hasta hoy inéditos de Mariah grabados entre 1990 y 2014, además de dos versiones nuevas de ‘Save the Day’ con Ms. Lauryn Hill (canción compuesta en el año 2011) y ‘Close Your Eyes’ (publicada originalmente en el álbum de Carey de 1997, ‘Butterfly’).



Sunday, September 27, 2020

Fleet Foxes - Shore











Fleet Foxes volvieron con el otoño, pero su nuevo disco ‘Shore’ no es exactamente un cambio de estación en lo que a la carrera de la banda se refiere. El propósito de su líder Robin Pecknold con este nuevo trabajo ha sido exactamente crear el contrapunto «luminoso y reconfortante» a su último álbum publicado hace tres años. Donde ‘Crack-Up‘ era oscuro, denso y melancólico, ‘Shore’ está tan lleno de esperanza como sugiere su preciosa cubierta, que parece retratar el viaje hacia un lugar mejor.

Lo último que necesitaba el mundo este año era que Fleet Foxes se reinventaran a lo Sufjan Stevens, y ‘Shore’ es un disco familiar, pero no por ello menos valioso. Se echa de menos la inspiración divina de antaño, aquella capaz de hacer nacer maravillas que podían cambiarte la vida como ‘White Winter Hymnal‘ o ‘Mykonos’ y que, desgraciadamente, ya no parece estar al alcance de Robin Pecknold por mucho que ‘Shore’ contenga sus propias joyas. De hecho, el tramo medio-final de ‘Shore’ puede hacerse bastante cuesta arriba al desplegar una serie de canciones redundantes que resulta harto difícil de distinguir unas de otras, como la barroca ‘Thymia’, una ‘Going-to-the-sun Road’ cuya única gracia es haber contado con la participación del cantante portugués Tim Bernardes, o ‘Cradling Mother, Cradling Woman’, que a pesar de utilizar un sample autorizado de las sesiones de grabación de ‘Pet Sounds’ de los Beach Boys, mejor la grabación de ‘Don’t Talk (Put Your Hands on My Shoulder)’, no cambiará a nadie la vida como ese mismo sample se la cambió a Robin cuando lo escuchó por primera vez, animándole definitivamente a dedicarse a la música.

El logro de ‘Shore’ es su accesibilidad: las canciones son bonitas, emotivas, correctas, a veces brillantes; los arreglos orquestales nunca abruman, y la duración de las canciones es de 3 y 4 minutos de media a pesar de aproximarse el álbum a la hora de duración. ¿Cuántos largos viajes en coche se harán con este disco de fondo a partir del pasado martes? Curiosamente, la primera voz que se escucha en el álbum no es la de Robin, sino la de la cantante neoyorquina Uwade Akhere, protagonista de esa absoluta preciosidad que es ‘Wading in Waist-High Waters’ con la que el álbum se abre. Esta pastoral pieza que rememora a los Dirty Projectors más intimistas sienta las bases de un trabajo en el que Robin profundizará en su sonido de folk-pop orquestado con mayor o menor inspiración, a veces recordando a cosas como Beach House (la melodía de ‘Featherweight’ parece inspirada en la de ‘L’inconnue‘) o a Jessica Pratt (los rasgueos perezosos de ‘I’m Not My Season’), pero siempre sonando a Fleet Foxes en la prominencia de armonías bucólicas y guitarras acústicas. De hecho, una de las pistas destacadas, ‘Can I Believe You’, directamente utiliza un puñado de armonías vocales que «400 fans» de Fleet Foxes enviaron a Robin a través de Instagram.

En ‘Shore’, Robin plasma su recién encontrada paz después de un periodo de turbulencias emocionales de las que él mismo ha hablado públicamente; una serenidad que le ha hecho ver el mundo con enorme gratitud. El artista, agradecido como pocos, rinde homenaje a los artistas que más le han inspirado en uno de los singles claros del disco, ‘Sunblind’, que incluye menciones explícitas a figuras de la música que llevan décadas en el más allá como Elliott Smith, Marvin Gaye, Judee Sill, Curtis Mayfield o Arthur Russell, y también a otros que han dejado recientemente este mundo, como John PrineDavid Berman o Richard Swift. Por su parte, la trotona ‘Jara’ se llama así, lo has adivinado, por Víctor Jara, pero en esta canción, a quien homenajea Robin no es al cantante y activista chileno, sino a sus amigos activistas, que tanto le inspiran en seguir luchando por lo que cree. Más adelante, ‘Featherweight’ es una de esas composiciones inspiradas por la pandemia, en la que Robin expresa su gratitud por poder dedicarse a lo que le gusta. Y entre recuerdos a las actitudes pedantes de su juventud (‘Young Man’s Game’) y una pequeña oda a la necesidad de Robin de aislarse del mundo (‘For a Week or Two’), el álbum llega a su final con la canción titular, en la que el artista da las gracias a su «familia, amigos y héroes» por «todo lo que le han dado como persona».

El nuevo disco de Fleet Foxes suena tan confiado y contento que parece mentira Robin estuviera a punto de abandonar su composición el pasado mes de abril, en plena pandemia, debido a su insatisfacción con el proyecto. Justamente de la necesidad de mantener la esperanza habla otro de los temas destacados del largo, ‘Maestranza’, que inspirado en el trabajo de Bill Withers, es a su vez uno de sus cortes más pop, pero el álbum ya desprende esa misma sensación desde el segundo cero sin necesidad de hablar de ella. Habría sido una lástima perderse este feliz disco que tanto se esfuerza por hacernos ver un poco de luz entre tanta oscuridad.


Saturday, September 26, 2020

La Oreja de Van Gogh - Un susurro en la tormenta

 












Si «haces la cama con jirones de tu amor mientras vas recogiendo tu dolor», si «siempre ves el gris del arco iris», si «la rutina te enseña los mechones de lo que fue querer a alguien», si «llevas sentada sobre tu hombro la nostalgia de saber que alguien se irá», quítate tu «sombrero de pensar» porque La Oreja de Van Gogh están de vuelta para ayudarte a «despeinar tu soledad» y el «alma» también. Amaia Montero y los chicos partieron peras hace eones, pero aprovechando que todos han celebrado hace poco el 20º aniversario de ‘El viaje de Copperpot‘ hay que apuntar que sus carreras han seguido desarrollándose sin ninguna diferenciación. Lo mínimo que pueden decir Ana, Jose y Nacho es que al final parecían irreconciliables en lo artístico, que todo el mundo puede comprender por qué no siguieron juntos cuando las canciones escritas por cada hermano Cano se iban entregando a estilos cada vez más distintos. Pero no es el caso del grupo donostiarra: sus carreras van desarrollándose de manera unísona, coincidiendo incluso en ritmo, en lo poco que se prodigan.

Y no es que esperáramos un ‘Metal Machine Music’ por su parte, pero es que en lugar de desarrollar su faceta pop-rock, todos se han ido acercando cada vez más al mundo adulto, al territorio de Cadena 100. Como traumatizados por que la gente escucha demasiado ‘Rosas’ y ‘Jueves’, y demasiado poco ‘El último vals’ y aquel campanazo de «tu carita es un capullo sin abrir» de ‘La niña que llora en tus fiestas’, que Amaia Montero habría matado por escribir, los chicos y Leire también han perdido un poco de interés en la música pop. No hay más que atender al modo en que han desplegado la secuencia de ‘Un susurro en la tormenta’: el disco empieza con canciones lentas, un poco a lo Coldplay, pero lentas, y canciones tan uptempo como ‘Sirenas’ y el rock adolescente de ‘Me voy de fiesta’ permanecen ocultas hacia el final.

‘Un susurro en la tormenta’ sería mucho mejor si se preguntara un poco menos por «quién nos hace el boca a boca» (sic) y un poco más por quién querríamos que nos lo hiciera de verdad. La mejor canción, de hecho, es un dúo en el que Leire y Xabi San Martín desafían las leyes del amor convencional, ‘Durante una mirada’. La Oreja de Van Gogh, que tienden a buscar el amor de toda la vida hasta lo enfermizo, como se aprecia en ‘¿Lo ves?’, cambian aquí un toque el discurso. ‘Durante una mirada’ también es una idealización de un amor pasado, pero con él se quedan a las puertas de la rebelión, críticos: «Seguiremos con la vida que a los dos nos recetaron / Cada uno por su lado, muriendo por girarnos».

En defensa de su derrotero artística, hay que decir que el sentido de madurez está bastante conseguido y que las referencias parecen las adecuadas: no son la cantidad descomunal de discos que ha seguido vendiendo en el siglo XXI Sergio Dalma. Mari Trini, Cecilia, Serrat pueden venir remotamente a la memoria en la narrativa ‘Galerna’, toda una canción de autor; y Joaquín Sabina -no Alejandro Sanz- viene y mucho melódicamente en la final ‘¿Lo ves?’, que empieza en plan Ben E. King, y termina con ritmo latino. Mejor aún, hay aquí otra canción sobre terrorismo, esta vez centrada en San Sebastián, y ‘Sirenas’ huye del dramatismo de ‘Jueves’ para ofrecer con dignidad esperanza sobre casi, casi, un ritmo electro.

‘Un susurro en la tormenta’ discurre, grato, entre la buena interpretación vocal de Leire en ‘Doblar y comprender’, el country con banjo y todo de ‘Como un par de girasoles’, el puntazo a Dandy Warhols de ‘Te pareces tanto a mí‘ y el plot twist de ‘Menos tú’. Para lo poco que había motivado el baladón metalero ‘Abrázame’, que es a esta etapa lo que ‘Muñeca de trapo’ a la anterior, ni tan mal. Ya no es tan divertido escucharlos, pero tampoco es que hubiera sido su objetivo en absoluto.



Friday, September 25, 2020

‘Magic’ es lo prometido: «el disco maduro» de Kylie, retro y clásico

 









Kylie estrenó el segundo single de su nuevo álbum llamado ‘DISCO’, y horas después su vídeo. Los que esperaran un rompepistas para este jueves por parte de Kylie pueden volver a casa quedarse en casa decepcionados. ‘Magic’ contiene más bien una melodía melancólica, como recordando el día en que de hecho las pistas de baile estaban abiertas, mientras la letra nos ofrece la fantasía de que los amantes de la música disco puedan volver a desmadrarse «esta noche»: «Bailar juntos / no hay nada que pueda ser mejor / El mañana no importa / haremos que la noche dure para siempre».

La gran baza del tema está en su melodía y en sus arreglos clásicos. En cuanto a lo primero, el tipo de chords de piano, más que a Chic, nos lleva al Nueva York de unos años atrás, al Brill Building, a Carpenters o a Carole King y Gerry Goffin; en cuanto a lo segundo, el desarrollo del tema, al que se van incorporando vientos y cuerdas de soul-disco, apunta más bien al sonido Philadelphia.

Hay quien puede hablar de Daft Punk, Modjo e incluso de ‘Chained to the Rhythm’ de Katy Perry, pero la inspiración de Kylie Minogue aquí es ultra clásica. Co-producen el finés Teemu Brunila (algunos temas de Guetta y Mika, pero no sus mayores hits) y PhD, mientras en la co-autoría encontramos a su hombre de confianza Daniel Heløy Davidsen (‘Get Outta My Way’). El vídeo muestra a la mayor de las hermanas Minogue como reina de la pista, con todo el cuerpo de baile que permite la pandemia.

La expectativa en cuanto al tema era máxima pues ha sido habitual en el siglo XXI que el segundo single de Kylie sea mejor o más comercial que el primero: de ‘WOW’ a ‘Stop Me From Falling’ (aunque no pasara nada con lo de Gente de Zona, el potencial estaba ahí), pasando por la sobresaliente ‘Get Outta My Way’, su mejor canción de los últimos tiempos. ‘Magic’ no es esa canción tan contundente que esperábamos, pero ofrece algo que la cantante no había hecho antes: justamente el «disco maduro» que hace unos meses prometió.

‘DISCO’ era antes presentado por un sencillo llamado ‘Say Something’ que ha gustado mucho entre nuestros lectores pero solo ha sido puesto 82 en Reino Unido, contenido por su bajo streaming. En las listas de ventas inglesas en sí y también en las de radio le ha ido bastante mejor dada su recurrente promoción mediante Radio 2, directos y remixes, tan apañados como estos con los que os dejamos, el «Syn Cole Remix» y la presentación en Jimmy Fallon.

‘El Drogas’: un documental que da para serie

 










En alguna ocasión, justo después del éxito de ‘Balas blancas’ en 1992, Barricada marcharon a Londres para grabar un nuevo disco que resultó ser ‘La araña’. Pillaron costo, la policía les detuvo y, en comisaría, les bajaron a una salita y les pusieron a hacer «flexiones en pelotas» para hallar alguna otra china. A El Drogas, siempre tan campechano, no se le ocurrió otra cosa que defenderse así: «¡I’m The Drugs, Slash, Guns N’Roses, The Clash!». Le advirtieron que otra como aquella y jamás volvería a UK, y él contaba en Jotdown en 2016 que de todas formas le daba igual, porque Reino Unido no es que «le entusiasme». Eso después de haber iniciado una carrera inspirado por dos cosas: Motörhead y Sex Pistols.

Se extrañan anécdotas como esta en el documental sobre El Drogas que se estrena hoy, dirigido por el debutante navarro Natxo Leuza, y conformado a partir de entrevistas, imágenes de archivo de televisión, de la banda y también de la historia de España y del mundo. Entre las pocas licencias artísticas que ‘El Drogas’ consiente, junto a un par de escenas más poéticas y psicodélicas, ese arranque de película en el que se nos recuerda qué pasaba en 1959, año de nacimiento de Enrique Villarreal, nuestro personaje. Alguien que supo todo sobre el rock duro de nuestro país, sobre lucha obrera, sobre la deriva política española desde la Transición, sobre memoria histórica (se reivindica especialmente su álbum de 2009 ‘La tierra está sorda’), sobre comandos autónomos y bares abertzales, y sobre gente que se acercaba a estos más por «petas, amor libre y esas cosas» que por independentismo. Una persona, en definitiva, que requiere no de un documental de 80 breves minutos, sino más bien de una serie como la de Los Chunguitos. Aunque solo sea porque «en las cárceles lo que más se oía eran Los Chunguitos, Los Chichos y Barricada».

Dice Kutxi Romero de Marea en un momento del documental que El Drogas llegó a «la meta demasiado pronto», que «se le hizo corto» el camino, en referencia a lo rápido que llegaron Barricada al éxito y al modo inusual con el que se mantuvieron en la cima durante décadas hasta lo que aquí se denomina como «un final asqueroso«. Al documental le pasa un poco lo mismo. Que se conforma con su destino, el beneplácito y la colaboración del artista, «demasiado pronto». Tanto pudor parece haber aquí a ofenderle o a resultar sensacionalista, que algunos episodios, como el de la adicción a las drogas o la propia fractura con Boni en Barricada, son meras pinceladas. Sorprende porque El Drogas es una persona que cuando hace declaraciones no tiene ningún temor a convertirse en «trending topic». Hace poco dijo a la prensa: «ahora justamente es cuando soy menos políticamente correcto»; también «lo mío era un rollo más de monja, intentaba reflexionar. No como ahora, que soy partidario de la guillotina»; también «Íñigo Errejón es de extrema derecha«. Y también en No me pierdo ni una: «El rock and roll es transgresión en muchos sentidos y los tiempos que corren son muy buenos para socialmente ir soltando tortazos con la mano abierta a diestro y siniestro». En el documental está demasiado comedido, y ni la ultraderecha, contra la que tantas veces se ha pronunciado, recibe.

Luego, ‘El Drogas’ sí es un entretenido y necesario relato que explica al espectador las condiciones sociopolíticas que permitieron el desarrollo del rock urbano, la conexión entre la Txantrea en Pamplona y Vallecas en Madrid y lo necesitado que estaba el público en estos barrios tan humildes de una voz que cantara sobre sus inquietudes. En ese sentido, es vital que las letras de Barricada se hayan subtitulado. No por dicción en absoluto, sino a modo de subrayado. Tampoco se esquivan las propias contradicciones y complejos de El Drogas. Uno de los momentos más significativos es el análisis de su «sensibilidad femenina» a raíz del feminismo contenido en temas tan tempranos como ‘Mañana será igual’, aunque se reconoce que ha sido su «socia» Mamen Irujo quien crió a sus hijos. Por otra parte, se dedica un tiempo inesperado a alabar la figura de Josetxo Ezponda, «el verdadero glam» para El Drogas. De manera insólita, parece visiblemente traumatizado por no haber parecido una estrella lo suficiente, sobre el escenario, en comparación.

Rosendo, Fito y otros colegas, periodistas e hijos -los dos muy divertidos- ayudan a construir este retrato, por el que también ha aceptado pasar extrañamente Christina Rosenvinge, suponemos que para cumplir algún tipo de cuota femenina en lo que fueron unos años absolutamente sonrojantes para la misma en el rock «de izquierdas» (su aportación es que los grupos vascos le daban «miedo», ahí lo dejo). Un documental ameno, en todo caso, con algún momento glorioso como ese relato del nacer de un amor, que decide alternar imágenes de manifestaciones y mobiliario urbano destrozado con un inocente piano de fondo. Sensibilidad y barricadas, eso es ‘El Drogas’. 7 MC.


Thursday, September 24, 2020

Sufjan Stevens - The Ascension

 












Mucha gente no es fan de Sufjan Stevens y sí lo es de ‘Carrie & Lowell’; gente que probablemente torcerá el gesto ante ‘The Ascension’: no hay folk, no hay delicadeza acústica ni confesiones. Aquí la electrónica domina todo. El disco con el que se más puede relacionar es ‘The Age of ADZ’, aun con matices. ‘The Ascension’ es menos barroco, más contenido y, como conjunto, resulta mucho más regular… aunque en el cómputo de canciones absolutamente-memorables está por debajo de ‘The Age of ADZ’ (no busquen equivalentes a ‘Vesuvius’ o ‘Impossible Soul’). Sufjan también ha recuperado, de manera bastante modesta, su inclinación hacia los quiebros en las canciones; ese punto en que rompe la estructura inicial del tema para convertirlo en otra cosa, característica que en ‘Carrie & Lowell’, entregado a estructuras cerradas, se había perdido. En el apartado lírico, las letras también suponen un regreso a las metáforas, a las referencias religiosas, históricas y populares. En ellas Sufjan trata de reflejar su visión sobre la deriva del mundo actual, con mucha crítica política y social camuflada entre versos crípticos.

‘The Ascension’ menos es un álbum de dance pop, como nos hizo creer ‘Video Game’. Su escucha no es ligera; puede llegar a ser agotadora, de hecho. Se trata de 15 cortes en 80 minutos, fabricados prácticamente por Sufjan en su totalidad con sintetizadores y cajas de ritmo (aunque hay un par de colaboradores añadiendo guitarras. Incluso Bryce Dessner asoma en el primer tema). Las canciones de ‘The Ascension’ oscilan entre el deseo de ser piezas de techno-pop o R&B más livianas y la inclinación natural de Stevens por el ambient y el abigarramiento. La influencia de Janet Jackson es mucho menos evidente de lo que el propio Sufjan proclama en las entrevistas: algo hay de New Jack Swing y pop-de-diva noventero, pero es una influencia más dentro de la multitud que parece convocar aquí: prog, kraut, industrial, acid house, Kraftwerk, synthpop, Prince… Y, como siempre, tampoco puedes adscribirlo a nada en concreto. Si a todo esto le sumas, por encima de todo, el infalible instinto melódico de Stevens, se convierte en otra cosa: en «sufjanismo» en estado puro.

El inicio no puede ser más arrollador: ‘Make Me an Offer I Cannot Refuse’ es esa canción que siempre esperas en los discos de Sufjan Stevens, esa que te agarra bien y que no te suelta. Una fuerza de pop casi industrial, con Sufjan entonando el título de la canción enajenado, con los coros duplicados cayendo en cascada y un final marcial que machaca neuronas. No puedo evitar compararlo con Björk, porque funciona como presentación tan bien como lo hacía ‘Jóga’ en ‘Homogenic’. Esta saturación, por eso, no es la tónica general de todo el álbum. Las siguientes 4 canciones son dulces. En ellas Sufjan susurra en su registro más tierno. ‘Run Away with Me’ recuerda a baladas sedosas ochenteras como ‘Take My Breath Away’. ‘Video Game’ es lo más cerca a un número dance pop que ha estado nunca Sufjan: pegadiza a la vez que melancólica, su letra celebra el valor de uno mismo frente a una sociedad que exige exhibicionismo para ser apreciado. ‘Lamentations’ parece venir de los primeros 90, con esos insertos de voces a lo Coldcut, pero con una emocionante melodía. ‘Tell Me You Love Me’ es otra muestra de súplica amorosa suave, sedosa y triste, con versos que rompen el corazón (“My love, I wish I was a photograph / Perfect and lovely in a frame”) hasta su crescendo de power-ballad ochentera.

Lo trendy de esta primera parte parece romperse partir de ‘I Wanna Die Happy’ (tremendo título), oscura e industrial. Pero entonces aparecen las piezas más R&B del disco como respiro: ‘Ursa Major’, neosoul de dormitorio tremendamente sexy que sí puedes imaginar cantada por Janet Jackson o Prince. Y ‘Landslide’, la mejor canción del disco, aunque de entrada no lo pueda parecer. Como si fuera la pieza más sutil del ‘Post’ de Björk, su delicadeza, su suavidad es un bálsamo entre tanta electrónica sofocante. Una preciosa melodía, un estribillo alegre, un delicioso solo de guitarra… todo aquí rebosa alegría, a pesar de que Sufjan afirme estarse derrumbando.

Tras un tramo que sí que resulta denso, antipático incluso, las tornas se trocan de nuevo en ‘Goodbye to All That’, que despliega una alegría comunal similar a la del tramo jubiloso de ‘Impossible Soul’ (¡juraría que hasta asoma alguna de sus líneas de bajo!) y donde Sufjan nos devuelve la fe en la humanidad. El arrebato ‘Kid A’ de ‘Sugar’ pide a gritos una remezcla que potencie su vocación himno para la pista de baile. ‘The Ascension’ es mística, abre con unos versos tremebundos: “When I am dead and the light leaves my breast», pero va subiendo, iluminándose, emocionando, mientras Sufjan entona una letra que resume el sentido de la ascensión que propugna: el cesar de preocuparse por todo, el buscar la luz en nuestro interior, el arreglar lo que está en nuestra mano arreglar. Y sería un estupendísimo broche final para el álbum… si no fuera porque este acaba con ‘America’. Funciona muy bien en inicio, con esos hechizantes “Don’t do to me what you did to America”, pero finaliza con una coda ambiental que aporta poco y la alarga innecesariamente. Sin embargo, sirve como resumen de las contradicciones de Stevens: un artista excesivo, generalmente para lo bueno, pero a veces (escasas) también para lo malo.

Los discos de Sufjan Stevens tienen la capacidad de obsesionar, generarme la necesidad de hacer una escucha compulsiva. ‘The Ascension’, aunque a priori parecía que se me iba a resistir, a pesar de que sea el menos “bueno” desde ‘Michigan’, no es una excepción. Siempre hay algo inefable e inasible en la música del artista; un misterio que no acabamos nunca de descifrar y que nos atrae irresistiblemente.


Wednesday, September 23, 2020

Post Malone «vende» 5 palos de ‘Hollywood’s Bleeding’; 6ix9ine se hunde enseguida

 



Hitazos

















Post Malone ya la hizo en 2019 con ‘Hollywood’s Bleeding‘, siendo el 6º disco más vendido de todo el mundo el año pasado según las estimaciones de Mediatraffic. Este 2020 su popularidad no se ha ido a ningún sitio, ‘Circles’ ha seguido sonando hasta alcanzar los 1.000 millones de reproducciones en Spotify como muchas otras de sus canciones, entre ellas otras de este mismo disco que nos ocupa como ‘Sunflower’ de la banda sonora de ‘Spider-Man’ y ‘Wow’. Cuando se ha cumplido un año de la edición del álbum este mismo mes de septiembre, ‘Hollywood’s Bleeding’ sigue en el top 10 en Estados Unidos y en el top 25 de Reino Unido. Sus streamings son tan monstruosos como para equivaler a la venta de 5 millones de unidades a nivel global, de nuevo según las estimaciones de Mediatraffic. Una burrada para los tiempos que corren, ahora mismo solo a la altura de Billie Eilish, ni siquiera de Taylor Swift.

De alguna manera ‘Circles’ y ‘Sunflower’ han seguido y siguen tan bien posicionadas en las listas de lo más escuchado de todo el mundo que el disco no precisó más promoción, ni más singles, ni videoclips de alto presupuesto que no se podían rodar por la covid-19. El álbum ha funcionado solo en su totalidad, pues sin haber sido singles oficialmente, ‘Hollywood’s Bleeding’, ‘Saint-Tropez’ o ‘Die for Me’ con Halsey rondan los 200 millones de streamings ya solo en Spotify. Hay quien afirmará que al no constituir ventas reales, el éxito futuro de Post Malone pende de un hilo, pero lo cierto es que lo logrado por el anterior disco del cantante, ‘Beerbongs & Bentleys‘, ya equivale a los 7 millones de copias, así que la fidelidad que despierta es muy elevada.

Y cada vez más global. Por supuesto USA, su país, y Reino Unido, son sus principales bastiones, pero este álbum que nos ocupa también ha sido triple platino en Brasil, doble platino en Canadá, Dinamarca y Nueva Zelanda, platino en Australia y oro en dos países tan complicados para la música en inglés como Francia e Italia. En España permanece a día de hoy en el puesto 85, beneficiado porque la nueva lista es de ventas más streaming, aún sin certificación, eso sí, lo que seguro tampoco es que le devela.

Flops


Los de arriba son los números que esperábamos encontrar en el inflado disco de 6ix9ine después de haber salido de la cárcel. Sobre todo después de contemplar cómo subía con cada vídeo que sacaba con y sin Nicki Minaj en Youtube. Pero nada que ver. Ni la entrevista con The New York Times en la que hablaba sin tapujos sobre su paso por la cárcel y sus delitos, y recordaba que él no había sido jamás acusado de violación; ni tampoco las cualidades de ‘TattleTales’ han servido para nada y el álbum está teniendo un paso muy mediocre por las listas de éxitos.

TattleTales‘ se perdía el número 1 en Estados Unidos en contra de lo que indicaban los primeros pronósticos, entrando finalmente en el puesto 4 del Billboard 200. Más sorprendente ha sido su humillante caída de la segunda semana, en la que ha pasado al número 60 como si fuera un disco de una vieja gloria perjudicada por el streaming, del tipo Metallica o Bon Jovi. Hasta Katy Perry, que se lleva todos los palos mediáticamente por su «flop», ha resistido en su segunda semana mejor, contando con sus «bundles» por igual.

En Europa no nos mueve la aguja tanto por Tekashi (puesto 43 en Francia, puesto 39 en Alemania), pero la segunda semana ha sido también nefasta. El álbum pasaba del puesto 27 en Reino Unido de la primera semana al número 97 en la segunda. Según las midweeks, y como es lógico con esta tendencia, desaparecerá de todo el top 100 en la tercera. En España ha pasado del 45 al 89 en su segunda y probablemente última semana en lista: le ha llevado unos pocos días terminar por debajo de Post Malone, un año después del disco de este. ¿Cómo logrará 6ix9ine salir de aquí?


Tuesday, September 22, 2020

Kylie nos traerá «magia» pasado mañana

 











Kylie confirmó que el segundo sencillo de su nuevo disco llamado ‘DISCO’ saldrá esta misma semana, en concreto el jueves 24 de septiembre, adivinamos que avanzado el día y cerca del viernes, día de novedades discográficas. El disco «disco» llamado ‘DISCO’ de Minogue continúa programado para el 6 de noviembre.

La canción nueva recibe el nombre de ‘Magic’ y ya conocemos también a través de las redes de Kylie su portada. La expectativa es total pues ha sido habitual en el siglo XXI que el segundo single de Kylie sea mejor o más comercial que el primero: de ‘WOW’ a ‘Stop Me From Falling’ (aunque no pasara nada con lo de Gente de Zona, el potencial estaba ahí), pasando por la sobresaliente ‘Get Outta My Way’, su mejor canción de los últimos tiempos.

‘DISCO’ fue presentado por un single llamado ‘Say Something’ que ha gustado mucho entre nuestros lectores pero solo ha sido puesto 82 en Reino Unido, contenido por su bajo streaming. En las listas de ventas británicas en sí y también en las de radio le ha ido bastante mejor dada su recurrente promoción mediante Radio 2, directos y remixes, tan apañados como estos con los que os dejamos, el «Syn Cole Remix» y la presentación en Jimmy Fallon.